No será mucho ???

Estoy sentado trabajando en la pc. Entra el sol por la ventana, hace mucho calor a pesar de la época del año y decido abrirla. Qué lindo sentir el aire fresco en la cara, aunque no sea limpio! Qué lindo dejar entrar los rayos del sol pienso. Lo que no es tan lindo es el ruido que entra desde la calle. Estoy en un piso octavo y puedo ver cientos de ventanas desde la mía. Es el precio que hay que pagar por vivir en una metrópolis. En fin, sigo trabajando. Veo pasar algo volando por sobre mi cabeza. Una mosca! Maldita mosca! Odio las moscas! Sé que entró por la ventana y le doy la posibilidad de que se vaya por el mismo lugar. Ni bola. Ella, divina, sigue volando como si lo hiciera al ritmo de una melodía de música clásica. Le doy dos minutos de vida. Me sirvo algo para tomar como preparándome para la gran cacería. Vuelvo al living y para mi sorpresa entraron dos moscas más, si, dos moscas más. Indignado aplaudo sobre una que descaradamente viene hacia mi cara. Maldita mosca. No sabés con quien te metiste. Me hago el guacho karate kit y con un movimiento fríamente calculado levanto mi mano izquierda formando un ángulo obtuso con los codos y el brazo para luego de llegar al lugar donde se encuentra cerrar el puño con toda mi fuerza y atrapar al maldito insecto que descaradamente sigue su vuelo como si se estuviera burlando en un maldito complot hacia mí con sus dos colegas. Me calenté. Agarro un almohadón que está a mi alcance y tomándolo de las puntas comienzo a moverlo hacia un lado y hacia el otro intentando herirlas en pleno vuelo. No hay caso. Es hora de tomar una decisión. Voy a la cocina. No encuentro nada más que un repasador azul de tela áspera y pienso. Las voy a golpear duramente por atrevidas e intrusas. Al volver al living veo atónito que una intenta aparearse con otra. Indignado por la situación, porque no sólo invadieron mi espacio sino que están manteniendo relaciones sexuales en frente mío, sabiendo o sin saber que las odeo, léase bien, ODEO. Desenfrenado me lanzo al ataque subiéndome a una silla y al grito de morirán malditas bastardas con fuertes movimientos de brazos hacia un lado y el otro con tanta mala suerte que en pleno vuelo engancho un fanal y lo tiro a la mierda haciéndose pedazos en el piso. Pienso. Analizo. Digo, ok. Ésta es la situación. Moscas 1. Yo 0. La venganza será terrible. Es hora de tomar medidas fuertes. Decido cerrar las ventanas por temor a un ingreso incalculable de insectos al rescate de las tres guerreras que con su sonido ensordecedor me atacan sin motivo. Pienso, ellas tienen bocha de ojos. Yo dos. Ellas tienen alas. Yo no. Ellas tienen muchas patas. Yo dos. Ellas son tres. Yo estoy sólo. Entro en pánico. Estoy en desventaja, pero me tranquilizo enseguida. Yo mido 1,82. Ellas apenas se pueden ver. Creo que el momento culminante está a punto de llegar y dentro de mi desesperación por verlas tan campantes volando como si la guerra hubiese terminado empiezo a correr por toda la casa en búsqueda del arma mortal. Donde está. Creo que la dejé en la cocina. Hace tanto que desaparecieron éstas yeguas que no sé dónde está el arma. Claro, son moscas, no yeguas. Tengo que controlar mis emociones. Cansado y exhausto por la situación intento regresar al lugar donde nos habíamos enfrentado y para mi sorpresa sólo una bailaba en el aire. Qué pasó? Dónde están las otras dos cochinas que seguramente deben estar revolcándose por ahí para luego dejarme sus larvas y así sumar su presencia instalando satélites en mi domicilio. Esto definitivamente es una guerra salvaje y despiadada. Enloquesco. Me miro al espejo. Abro la ventana para que entre aire. Una decide huir. Me siento aliviado de tener que enfrentar sólo a dos. Encuentro el maldito Raid (veneno para moscas). Voy al living. Silencio. Como si nada hubiese sucedido. Sólo pedazos del fanal en el suelo. Me siento. Respiro. Levanto lo del suelo. Escucho un ruido en mi oído. Grito! Un moscardón me ataca y logro dispararle antes de que se acerque lo suficiente. Luego de un vuelo errante el insecto asesino cae abatido víctima de mi brillante táctica de defensa. Cierro la ventana. Dejo entrar a una tímida vaquita de San Antonio que camina por el borde del vidrio. Me siento en la pc victorioso y pienso, no será mucho?